Trigueirinho
La oración es un instrumento que nos aproxima a Dios.
Orar es abrirse para ese encuentro, es permitir que Dios participe de nuestra vida.
Esta participación no sólo aporta beneficios para el ser orante, sino que también amplía sus efectos a todo el planeta.
La Red de Oración está formada por orantes en todo el planeta. Tiene como propuesta la reunión de grupos comprometidos con la Luz y la Paz, a través de la oración. Se entiende que un grupo está formado por individuos que ya asumieron la oración como una responsabilidad personal en sus vidas.
La oración grupal multiplica su fuerza, pues un grupo que se reúne para orar con amor y fidelidad genera un campo vibratorio de paz que puede ser irradiado a todo el planeta. Cada ser que ora con dedicación colabora para que energías sublimes actúen en los tiempos de hoy, en los cuales predominan el conflicto y la desesperanza.
Como la oración es servicio, se entiende que las reuniones de oración se realicen, como mínimo, una vez por semana, y que las oraciones individuales sean, por lo menos, diarias, dada la caótica situación planetaria.
Los grupos de oración están abiertos a todos aquellos que comprendan que orar es una oferta a Dios y que el grupo está formado para servir.
Es muy importante que el grupo esté en sintonía y unidad, centrado en la tarea que se ha propuesto, es decir, orar. Por eso, la oración en voz alta es recomendada, pues unifica y concentra los pensamientos y sentimientos en una sola dirección.
Un ambiente en el cual la armonía esté presente facilita el desenvolvimiento de la oración, por lo tanto, se sugiere una preparación previa, tanto del lugar donde el grupo se reúne, como de cada participante. Un breve momento de silencio puede propiciar ese alineamiento.
La oración puede desenvolverse a través de varios instrumentos, tales como: oraciones formales, frases, afirmaciones o incluso expresiones surgidas espontáneamente durante este sagrado momento.
La tarea esencial es orar.
Es importante que las oraciones formales, frases o afirmaciones se repitan 72 veces, este ritmo crea el campo vibratorio necesario para que el trabajo se desarrolle. Para esto, debemos estar atentos para que las oraciones no se vuelvan mecánicas y vacías, sino que sean vivas y verdaderas.
A cada orante le cabe la decisión de los pasos que debe dar para que la oración viva y operante practicada, individual o grupalmente, pueda multiplicarse por el planeta, al servicio de la Paz, de la Verdad y del Bien.
Recomendamos ingresar en http://www.vidaorante.org/
